NADADORA REGRESA TRAS QUINCE AÑOS DE SILENCIO CON DOS SINGLES DESLUMBRANTES Y UN NUEVO DISCO: MAÑANA Y SIEMPRE
Quince años después de Luz, oscuridad, luz (2010), Nadadora rompe un silencio que parecía definitivo para anunciar su regreso más esperado. La banda gallega vuelve con fuerzas renovadas, un sonido más maduro y dos nuevos adelantos —1997 y Aparecer— que anticipan la llegada de su próximo disco, Mañana y siempre, disponible en noviembre bajo el sello Ernie Records.
Un regreso luminoso: “1997”, el primer estallido
1997 es mucho más que un single: es la declaración de renacimiento de un grupo que marcó el indie español con un lenguaje propio. Sara Atán (voz y guitarra), Gonzalo Abalo (voz y guitarra), Edu Romero (bajo), Daniel Abalo (batería) y Montxo Couselo (teclados) suenan aquí a reencuentro, a heridas cicatrizadas y a la lucidez que trae el paso del tiempo.
Grabado en Estudio Uno, producido por Martí Perarnau y con ingeniería de Pablo Pulido, 1997 despliega un sonido expansivo que combina indie pop, dream pop y capas shoegaze, evocando a referentes como Beach House, Slowdive o Cigarettes After Sex, pero con un sello profundamente propio. Las guitarras reverberadas, los teclados envolventes y las voces etéreas elevan una letra que oscila entre memoria, pérdida y un nuevo brillo emocional.
El periodista David Saavedra lo resume así:
«Nadadora ha vuelto… y pocas veces el regreso de un grupo se enunció de forma tan clara y emocionante.»
El single llega acompañado de un videoclip dirigido por María López, una pieza cargada de simbolismo que captura el reencuentro del grupo y la atmósfera emocional de la canción. El diseño de la portada corre a cargo de Guillermo Arias.
“Aparecer”: un segundo adelanto hipnótico y profundo
Tras la luminosidad expansiva de 1997, Nadadora presenta “Aparecer”, un tema hipnótico que confirma la solidez de esta nueva etapa. Con un equilibrio magistral entre delicadeza y contundencia, la canción teje un paisaje sonoro donde guitarras reverberadas, voces vaporosas y capas ambientales crecen sobre un ritmo sostenido y envolvente.
La producción vuelve a estar firmada por Martí Perarnau, con mezcla y masterización de Pablo Pulido, logrando un sonido maduro y cinematográfico, marca de la casa Nadadora. La letra explora el momento exacto en el que algo (o alguien) irrumpe y trastoca el equilibrio emocional:
«Puedes destrozar mi mundo con tan solo aparecer», canta Sara Atán desde una fragilidad contenida que se vuelve magnética.
La banda —con aportaciones adicionales de Perarnau y Pulido— construye un tema que respira, se despliega y suspende el tiempo. Un segundo adelanto que, lejos de ser un simple puente hacia el álbum, se sostiene por sí mismo como una pieza luminosa, precisa y emocional.
Un nuevo capítulo llamado Mañana y siempre
El regreso de Nadadora no responde a la nostalgia, sino a un impulso creativo renovado. Mañana y siempre se perfila como un trabajo íntimo y expansivo que habla de comienzos y finales, de ausencias, permanencias y de esas cosas que quizá no duren para siempre, pero que alguna vez lo fueron todo. Son canciones que dialogan con el tiempo, sus cicatrices y sus destellos.
Nadadora vuelve con una identidad sonora firme, una sensibilidad profundamente honesta y un lenguaje que sigue siendo reconocible… pero con más peso, más verdad y más aire.
Un retorno necesario
Con 1997 y Aparecer, Nadadora demuestra que el silencio no ha sido ausencia, sino un periodo de transformación. Su regreso reivindica su lugar en la historia del indie español y anticipa un álbum que promete emocionar, remover y acompañar.
A veces, el silencio solo precede a los comienzos más brillantes. Nadadora ha vuelto.

















