I Was A King: Dos Décadas de Indie Noruego y un Final Brillante con Until the End
I Was A King, el proyecto liderado por el vocalista, guitarrista y compositor noruego Frode Strømstad, celebra veinte años de trayectoria con una vitalidad envidiable. Tras ocho álbumes y una carrera marcada por la independencia creativa, la banda lanza su nuevo trabajo, Until the End.
A lo largo de estas dos décadas, Strømstad y compañía han colaborado con figuras destacadas como Sufjan Stevens y Norman Blake, de los legendarios Teenage Fanclub. En marzo de 2025, conmemoraron su vigésimo aniversario con un recopilatorio titulado Best Wishes – A Shortcut to I Was A King, una mirada retrospectiva a su carrera y una celebración de su sonido inconfundible. Pero lejos de dormirse en los laureles, el grupo demuestra con Until the End que todavía tiene mucho que ofrecer.
El disco se abre con “Snow on the Transmission Tower”, una balada etérea que establece el tono: melancolía y belleza en equilibrio, con ecos de The Weakerthans y Grandaddy, dos claras referencias sonoras. El primer sencillo, “Dust Bunnies”, construye sobre un riff de guitarra luminoso que desemboca en un estribillo melancólico y encantador, donde los sintetizadores se entrelazan suavemente con una línea de bajo insistente.
En “Sleepless Nights”, la banda se adentra en terrenos más crudos, con guitarras que recuerdan al lo-fi de Pavement y al grunge de The Breeders. Por su parte, “November”, la canción más extensa del álbum, ofrece un paisaje sonoro contemplativo y melódico, con Strømstad reflexionando: “I had no worries but my own, just closed my eyes when it was time to go”.
La joya del disco es “Nowhere Near”, una pieza de pop indie impecable con un estribillo demoledor que evoca lo mejor de The Lemonheads. En contraste, “The Birthday Song” aborda con ternura y tristeza la inevitable melancolía de los cumpleaños en la adultez, con un sonido que combina folk y country al estilo de Elliott Smith o Conor Oberst.
El cierre llega con la instrumental “Still Water”, que desemboca en la canción homónima “Until the End”, un final cargado de nostalgia y belleza melódica. Con su gancho inolvidable, es el broche perfecto para un álbum que encapsula todo lo que hace especial a I Was A King: melodías memorables, letras íntimas y un espíritu atemporal.
Tras veinte años, la banda noruega sigue siendo uno de los secretos mejor guardados del indie europeo. Quizás parte de su encanto resida precisamente en eso. Pero Until the End deja claro que I Was A King merece ser escuchado —y recordado— mucho más allá de sus fronteras.

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